Las dos prendas con las que cubren su cabeza y rostro los miembros de las Cofradías zaragozanas, el tercerol y el capirote, significan tradiciones muy distintas, que han sido tomadas en los planeamientos de las modernas cofradías. El tercerol es una prenda eminentemente aragonesa y, por el contrario, el capirote se popularizo en la S.S. andaluza y en otros lugares meridionales, de los que se irradio, pasada la guerra civil, hacia otras provincias españolas. Ambas prendas tienen un significado penitencial.
Desde al punto de vista cronológico, se uso primeramente el tercerol en la S.S. de Zaragoza. La palabra tercerol tiene una doble acepción: por un lado, es una prenda de tela que cubre cabeza y rostro, y por otro, la persona que lleva en andas un paso procesional, vestida con habito y cubierta con esta prenda.
La palabra tercerol y su mismo uso tienen gran relación con los hermanos de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, llamados terceros. Los miembros de esta orden usaban en sus procesiones una especie de capucha que ocultaba su cara de la curiosidad de las gentes que los veían pasar y cuyo uso y apariencia era muy semejante a la actualidad. Con posterioridad, cuando ya no era tan usado por los miembros de esta congregación, fue poco a poco adoptado por la Hermandad de la Sangre de Cristo para aquellas personas que portaban en hombros sus pasos, tocados con esta prenda, que la llevaban colocada en al cabeza, pero con la cara descubierta, levantando el antifaz sobre la frente y cabeza, cayendo a lo largo del cuello y espalda en los casos de mayor longitud. Estos hombres, labradores y ganaderos de los alrededores de Zaragoza, eran llamados, por esta prenda, con el nombre de terceroles.
La existencia de los terceroles como portadores de pasos procesionales es segura desde los últimos años del siglo XVIII hasta el año 1935. Aquel año se pusieron en huelga y no quisieron sacar los pasos procesionales, y desde entonces fueron carrozados y sacados por las diversas cofradías que se crearon. Algunos de ellos llevaban naranjas en el interior de las peanas y faroles, con las que se refrescaban en las paradas de la procesión. Iban dando a los fieles que venían trozos de laurel, olivo y algunas naranjas. Vestían, además del tercerol una túnica negra hasta los pies, abrochada con doble fila de botones, entre las que va una franja de terciopelo morado, con bocamangas, cinturón y cuello del mismo terciopelo. Del cinturón pendía en el lado derecho un pañuelo blanco, cuyo fin era secar el sudor, y del izquierdo, un gran rosario de madera. Completaba el habito la medalla distintiva de la hermandad y guantes y zapatos negros.
Antes de la procesión del Santo Entierro, algún hermano de la Hermandad de la Sangre de Cristo sorteaba los pasos para adjudicar cada uno a un grupo de terceroles, que era mandado por el cabecero.
Cuando se fueron creando las cofradías modernas, muchas personas clamaron por la utilización del habito del antiguo tercerol como uniforme de alguna cofradía y fundamentalmente dos de ellas apropiaron, además del cubrecabezas, el habito de los antiguos portadores de los pasos: la Cofradía de Nuestro Señor en la Oración del Huerto, en algunas de sus características, y la del Santísimo Ecce Homo y de Nuestra Señora de las Angustias, casi en su totalidad.
Muchas de las cofradías modernas fueron adoptando, en vez del tercerol típico aragonés, el capirote de influencia andaluza, siendo la primera en usarlo la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y del Santo Sepulcro, que se fundo en el año 1937.
El origen del capirote en la S.S. resulta muy claro. Durante los actos y procesos del tribunal de la inquisición, a muchos de los penitenciados se les imponía el uso de una prenda de tela que cubría el pecho y la espalda, llamada sambenito, además de un capirote o cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado encima de la cabeza, en señal de la penitencia que les había sido impuesta. Con estas prendas penitenciales vemos gran cantidad de procesiones y actos de inquisición en obras pictóricas desde finales del siglo XV (cuando se instituyo la Inquisición) hasta finales del siglo XIX. Por lógica transposición del sentido penitencial, fue adoptado por algunas cofradías de S.S. y aun por instituciones y cofradías que desarrollan sus actos en otros momentos del ciclo litúrgico. Un caso de este segundo aspecto es la llamada procesión de la Lagaña, de Vilalba dels Arcs (Tarragona), en la que varios de los que toman parte en ella salen a recibir a los peregrinos que vuelven de la ermita de Santa María Magdalena de Berrus, vestidos de riguroso negro y cubiertos con capirote del mismo color.
En la S.S. de diversas ciudades se ha adaptado el capirote, pero con diversas alteraciones: en unos lugares, tan solo el cucurucho de cartón cubierto con tela, pero sin el antifaz que cubre el rostro, como los portadores de pasos de Murcia, que recuerda el capirote de los penitenciados por la Inquisición, y normalmente, en numerosos otros sitios, el capirote de cartón que se cubre con la tela, que es prolongada por delante en el antifaz y por la espalda en la muceta. En Andalucía hay diversas alturas de capirote, con su significado especial, que no se ha traspuesto a la S.S. de Zaragoza. Si decir que la Cofradía zaragozana con el capirote mas alto es la de Las Siete Palabras y de San Juan Evangelista.
En la reforma de procesión del Santo Entierro de 1909 ya se intento introducir varios hermanos vestidos con túnica amplia y capirote, todo negro, para que llevaran el guión y los faroles al comienzo de la procesión, y aun antes, en algunas descripciones de esta procesión, se da la existencia de encapuchados, tal vez con capirote, que llevaban las banderas, cruces, estandartes y faroles.
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