Jesucristo
 

Jesucristo

Un hombre de gran trascendencia. Dios de dios, luz de luz, dios verdadero de dios verdadero. Engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el padre. Aquél que habló por los profetas. Cristo, el Gran Mesías, el llamado Rey de los Judíos; aquél que diera su vida, muriendo, clavado en una cruz. Aquél que dio su amor por nosotros, enseñando y predicando solamente el bien. Un hombre, un personaje tal vez conocido, pero a la vez olvidado por todos: Jesucristo

  La simpleza de la vida

¡Qué reconfortante es saber que se vive y no se debe nada! ¡Qué maravilloso es gozar la vida sin temer a nada! ¡Pero qué doloroso es vivir sin haber cumplido, sin haber sufrido, sin haber amado y sin haber gozado! El destino del hombre es el mismo hombre y si no se encuentra, éste, realmente, estará perdido.
Dice la canción: "arrieros somos y en el camino andamos". El hombre busca su camino, busca su perfección, busca su encuentro. La mayoría de las veces no sigue el camino obvio y, aunque parezca contradictorio, busca los caminos erróneos, los senderos falsos, las veredas equivocadas.
El hombre es así. Se cree dueño de todo, pero no posee nada. Sueña a que es el dueño del mundo, pero no tiene la inteligencia, ni el valor, ni la humildad para reconocer que no es nada y que sólo a través del amor y la humildad se puede llegara algo.
 
Las enseñanzas de Jesús
Creo que todos nosotros, en su inmensa mayoría, hemos recibido, dentro de lo que cabe, una formación cristiana. Seremos judíos, católicos, protestantes o incluso de otra religión no tan común entre nosotros, pero es natural que todos hayamos recibido las enseñanzas de Jesucristo.
Resulta a veces difícil hablar (escribir) de un tema tan poco concurrido (en el sentido de que estaremos usted y yo recordando a un personaje medio místico, medio sobrenatural y, a le vez, tan cercano a nosotros que muchas veces da miedo enfrentarnos a algo (o alguien) que es realmente nuestro y realmente verdadero.
 
La historia de Jesús
La historia de Jesús se remonta a hace más de dos siglos. Ya antes el profeta Isaías, lo mismo que el profeta Jacob habían anunciado su llegada a este mundo. Mucho tiempo después nacería Jesús, en un pequeño pueblo llamado Belén de Judea. Sus padres serían San José y la Virgen María. José habría venido de la estirpe de Jacob, mientras que los padres de María habrían sido San Joaquín y Santa Ana.
Luego, queriendo trazar una breve línea de su árbol genealógico, pudiéramos señalar que las raíces de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, engendró a Isaac, quien engendró a Jacob. De ahí vendría Jaco, luego Judá y más tarde a Obed, Jesé y al rey David. El rey David engendraría a Salomón de la mujer de Urías. Luego vendría Ocías, Ecequías, luego Amón y posteriormente Eleazar, quien engendraría a Matán, quien a su vez engendraría a Jacob, quien a su turno vendría a dar a José, el esposo de María, quienes juntos procrearían a Jesús, a quien luego llamaríamos Jesucristo.
 
Jesús de Nazaret
Pudiera ser difícil precisar, a ciencia cierta, la verdadera fecha de nacimiento del rey de los judíos. La mayoría coincide (y esto ya se ha hecho como una regla ya sobre entendida), que Jesucristo nació la noche del 24 de diciembre, en un pequeño pesebre, hace ya casi 2 mil años.
Su nacimiento no fue como el de los hijos de príncipes y reyes. Jesús nació en un humilde pesebre de un pequeño establo. El pueblo no era muy grande. Se trataba de Belén de Judea, situado a unos ocho kilómetros de Jerusalén.
Se llama de Judea, según el texto griego más autorizado, no de Judá, como traduce la versión latina, para diferenciarlo de otro Belén que se encontraba en la tribu de Zabulón. Pero fuese como fuese su nombre, Belén sería el lugar que más tarde siempre recordado; aquél que viera al niño nacer, para posteriormente de ahí pasar a recorrer uno y más de mil caminos.
 
El nacimiento
José, el padre de Jesús, había oído entre sueños el siguiente mensaje: "José, hijo de David, no temas recibir contigo a tu esposa María, porque la concepción que en ella se ha verificado es obra del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús" (Jesús significa Emanuel que quiere decir, a su vez, Dios con nosotros).
El paso estaba dado. María estaba encinta y la proximidad del parto estaba por llegar. Eran días en que el emperador César Augusto había publicado un edicto a fin de que se llevase a cabo un censo. Era costumbre que todos iba a empadronarse a su ciudad. Por tal motivo, José tomó su camino y marchó desde Galilea, de la ciudad de Nazaret hasta llegar a Belén.
Ahí abría de buscar albergue, acomodo, sin encontrarlo. Los mesones estaban repletos. Hoteles, ni pensarlo. José y María eran pobres, como escasos eran sus recursos económicos. No hay hospedaje. María estar por dar a luz. Buscan acomodo y el único lugar que encuentran es un humilde portal. Un establo con un pesebre. Ahí nacería Jesús, el futuro rey de los judíos.
 
Los Reyes Magos
Y resulta que, según la tradición (y también los evangelios) que "habiendo nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo de Herodes, unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén diciendo “¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido? puesto que henos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle>>”
Lo de "magos" parece significar cierta clase privilegiada de sacerdotes que cultivaban las ciencias ocultas, la astrología, la medicina y otras cosas de igual o mayor importancia. No se sabe con seguridad en cuanto al número exacto de "magos" o sacerdotes. La tradición cuenta que eran tres y hasta menciona sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltazar. Lo de "tres" parece también indicar el número de dones o regalos que venían a ofrecer al niño. Dones que según el evangelio señala eran oro, incienso y mirra.
En cuanto a los nombres de los "magos" éstos aparecen por primera vez en el siglo VIII en unas obras de carácter dudoso. Luego, en el siglo IX, nombres y figuras aparecen plasmados en un mosaico de Ravena, Italia. Así mismo, parecidos son los nombres que nos encontramos en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de París (si mal no recuerdo, la Sala # 5), donde según estos pergaminos del siglo VII u VIII nombran a unos tales Bithisarea, Melchior y Cataspá.
 
La vida de Jesús
La vida del pequeño Jesús pasó sin que tengamos muchos datos de ella. Pareciese como si los evangelistas hubieran hecho a un lado este punto, tal vez por no conocerlo o seguramente por no concebirlo, en aquel tiempo, de interés para ellos.
Se sabe que el padre de Jesús fue de oficio carpintero, mientras que la madre se dedicaba a las labores del hogar. María tenía una prima a quien visitaba seguido, siendo el niño el consentido de su tía Isabel. En cuanto a los padres de María, Joaquín y Ana, no se vuelve a saber de ellos. Era gente de edad y lo más seguro hayan muerto de viejos.
 
La huida a Egipto
Herodes había pedido a los magos que le informaran acerca del niño. "Id, informaos diligentemente acerca del niño, y, una vez que le hayáis encontrado, avisádmelo, para ir también yo adorarlo". Pero la verdad es que Herodes tenía miedo de tal niño pues sabía que, según la profecía, éste se convertiría en rey de los judíos.
Es obvio, tenía miedo a perder el poder. Decide entonces que manda matar a todos los niños que había en Belén y en sus contornos. Niños cuya edad fuese menor a la de los dos años, tiempo de vida que según el propio Herodes había calculado de acuerdo a los datos por los magos.
Así fue como ante tal noticia, los padres del niño lo toman en sus brazos y emprenden la huida a Egipto. Los padres le llevarían a la región de Galilea, fijando su domicilio en una ciudad llamada Nazaret, para de este modo cumplir con lo que habían dicho los profetas: "será llamado nazareno".
 
El bautizo
Jesús se iba preparando. Por aquel tiempo aparece Juan el Bautista, que se encargaba de predicar en el desierto de Judea. Aquel que predicaba y decía: "arrepentíos, porque ha llegado el reino de los cielos". Y Jesús quiso ir con él. De hecho fue el propio Jesús discípulo de Juan el Bautista.
Juan no se sentía digno de tal enmienda y menos aún de darle el bautismo. "Yo soy el que necesito ser bautizado por ti y ¿tú, vienes a mí?. Jesús le pide a Juan que lo bautice, y éste lo hace. Jesús recibe las aguas y es aquí donde empieza su vida pública.
 
La vida de Jesús
Son tantos y tantos los datos que se pudieran mencionar acerca de la vida de Jesucristo, que sería materialmente imposible mencionar todo lo que hizo. Comienza con su estancia en el desierto donde es tentado. Ayunaba Jesús, y tenía hambre. Ante sus ojos se presentaban los más deliciosos manjares, los más ricos platillos y las más seductoras tentaciones.
Jesús tiene fuerza y ante tal y tentativo ofrecimiento, Jesús responde: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Luego de esto el diablo nuevamente le tentó incitándole a que se echara abajo desde el pináculo de un templo, pues sabía que pronto los ángeles irían a su lado a rescatarle. Jesús entonces le responde: "También está escrito: <>".
 
Predica en Galilea
Jesús pasa a predicar en la región de Galilea. Y ahí, poco a poco, llama a sus primeros discípulos. Como caminase por el mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que echaban las redes al mar. Jesús les llama y les dice: "Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres". Ellos fueron sus primeros discípulos.
Y Jesús recorrería toda Galilea, enseñando y predicando en la sinagogas. Daba la buena nueva, hablando acerca del reino y curando a los enfermos. Se fama se extendería por toda Siria y a él se presentaban la más diversa cantidad de enfermos, muchos de los cuales sólo con su fe sanaban.
 
El Sermón de la Montaña
Uno de los puntos no sólo más importantes, sino más bellos que aparecen en la vida de Jesús, es su famoso sermón de la montaña. Numerosas turbas de Galilea, Decápilis, Jerusalén y Judea le seguían. Viendo que eran muchos y teniendo la intención de dirigirse a ellos, Jesús sube a una montaña y empieza a hablar:
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
Jesús ve nuevamente a la muchedumbre y continúa: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que procuran la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por practicar la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos".
 
Sus enseñanzas
Fueron muchas las enseñanzas que nos dejara Jesús. También explicaba a lo que venía: "No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolir, sino a perfeccionar" -decía. Luego, más adelante haría alusión a los mandamientos como el no matar, el no cometer adulterio, el no jurar el nombre de Dios en vano, el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y muchos otros temas más.
 
Otras enseñanzas
Jesús daría al mundo muchas otras enseñanzas. Nos enseñaría a orar, rezando el "Padre Nuestro". Nos enseñaría a perdonar, a no amontonar tesoros sobre la tierra y en pocas palabras, a amar a nuestros semejantes.
Jesús, el hijo de Dios hecho hombre, también vendría a nosotros para mostrarnos el camino. El decía: "Nadie puede servir a dos señores; porque u odiará uno y amará al otro, o se interesará por uno y descuidará al otro; no podréis servir a Dios y las riquezas".
"Por eso os digo: no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, cómo lo vestiréis. ¿No vale la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni recoleccionan, ni reúnen en los graneros, y vuestro Padre del cielo las alimenta. No valéis vosotros más que ellas?".
Jesús también diría: "No juzguéis para que no seáis juzgados, porque en la forma que juzgareis seréis juzgados, y con la medida que vosotros midieres, seréis medidos". Y en seguid añadiría "¿Por qué vez a paja en el ojo ajeno, y no ves la propia en el tuyo?" -como queriendo decir ¿por qué criticas y no te vez mejor a ti mismo?
 
Los milagros
Fueron muchos los milagros que hiciera Jesús. Recordemos uno de ellos, el primero, que hiciese a petición de su madre. Habían asistido él y María a una boda. Se hallaba en Caná, y es en este pueblo donde Jesús convierte el agua en vino.
También habría otros milagros prodigiosos, como el caso de la multiplicación de los panes, el del paralítico, la devolución de la vista a los ciegos, la resurrección de Lázaro, la cura a los enfermos (entre ellos, a la suegra de Pedro), la cura a los leprosos y la extracción de los espíritus.
 
La fama de Jesús
La fama de Jesús iba extendiéndose por todas partes. Ya antes, ante la admiración de todos, Jesús había caminado sobre las aguas. El gobierno le empezaba a tener miedo. Creían que pudiera llevar a una rebelión. Algunos le piden a Pilatos que lo haga apresar y lo procese. Pilatos habla con él, pero no le encuentra culpable. La gente, los del sanedrín, insisten. Pilatos se lava las manos y todo queda a la suerte.
El destino estaba ya dado. Jesús había de morir en la cruz. Pero en ese momento, Jesús se hallaba con sus discípulos. Se encontraba en "la última cena". Alguien le traicionaría. Ese alguien sería Judas Judas Iscariote. También, para tristeza del buen Jesús, uno de sus discípulos, Pedro, aquél a quien le había dicho "Tú eres Pedro y sobre ti edificaré mi Iglesia", le negaría tres veces.
Sus discípulos pretenden ayudarle. Muchos le preguntan si alguno de ellos sería el delator. Su discípulo amado, Juan, lo hace, pero Jesús no responde. De pronto Judas le hace la misma pregunta "¿Por ventura soy yo, maestro?" Y Jesús le responde "Tú lo has dicho!".
Los demás, al parecer no escuchan esto. Jesús les asegura que ya prácticamente el final está dado. Sólo resta esperar. Hacen guardia, pretenden vigilar, pero todos caen vencidos por el sueño. Jesús sale y reza en el huerto de Getsemaní, en el monte de los Olivos. Judas se le acerca y le da un beso en la mejilla. Era le señal de la traición, se había vendido por sólo 30 monedas.
 
El proceso de Jesús
Jesús es llevado ante Caifás, sumo sacerdote y presidente máximo del tribunal religioso del pueblo. Caifás le encuentra culpable y lo envía ante Pilatos. Pilatos se lava las manos y finalmente es el sanedrín quien le toma, le venda los ojos, le ciñe una corona de espinas y le lleva a la cruz.
Largo es el trayecto ante el calvario. Las mujeres lloran. Su madre le acompaña, lo mismo que la hermana de ésta, María la de Cleofás. María Magdalena hace lo mismo. Sus discípulos sólo le siguen de lejos. Tienen miedo. Jesús, sin embargo, se llena de fortaleza y soporta todo.: latigazos, empujones y puñetazos. Alguien le ayuda, un hombre de Cirene, llamado Simón.
Se hace toda clase de befas y burlas a Jesús de Nazaret. Al llegar al Gólgota le dan vino mezclado con hiel. Jesús no vuelve a beber. Llegan a la cumbre. Le ponen entre Gestas y Dimas. Nuevamente la muchedumbre se ensaña contra él, pero Cristo está ya preparado.
 
Las últimas palabras
Jesús se sentía ya débil, pero con la suficiente fuerza de espíritu para morir por nosotros. Se dirige a los cielos y pide ayuda al Señor, su Padre. Antes, uno de los malhechores, Dimas, le dice; "Jesús: acuérdate de mí cuando estés en tu reino". Y Jesús le responde "En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso".
Pero ya el tiempo se acercaba. A partir de la hora sexta hasta la hora de nona hubo obscuridad sobre toda la tierra. A eso de la hora nona gritó Jesús con voz fuerte "Elí, Elí, lemá sabajzaní" que significa: "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?. Jesús se recupera, le vuelve la fortaleza, levanta su cabeza al cielo, se encomienda al buen Dios y dice: "En tus manos encomiendo mi espíritu".
Jesús había dado el último suspiro. Y he aquí que el velo del templo se rasgó de arriba a abajo en dos partes, la tierra tembló y las rocas se desgajaron. Los sepulcros se abrieron y los cuerpos de muchos santos resucitaron saliendo de entre las tumbas. El centurión y sus compañeros que guardaban a Jesús, viendo el temblor de la tierra y lo que había sucedido, quedaron sobrecogidos de gran temor y decían: "verdaderamente éste era el hijo de Dios".
Hoy, a cabo de casi dos mil años la historia, la palabra y la presencia de Jesús continúa extendiéndose por todo el mundo. Sus enseñanzas, su amor a los pobres, su amor por los demás, ha hecho que cientos de millones sigan sus enseñanzas. Jesús moriría en la cruz, pero para salvarnos y seguir nosotros su gran ejemplo de un gran salvador como lo fue Jesucristo.
 

 Fuente:Federico Ortíz-Moreno

 
   
 
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